PONIENDO LAS EMOCIONES A FAVOR
Entre los distintos factores que intervienen en los estudios y el aprendizaje, se encuentra el factor emocional, que puede obrar a favor del proceso educativo (equilibrio emocional) o en contra (desequilibrio emocional).
Como lo muestran las investigaciones científicas más recientes, aproximadamente un 50% de nuestros rasgos emocionales personales nos vienen de herencia genética, y el otro 50% proviene de nuestra crianza y de nuestras experiencias más tempranas de la infancia.
Con este conocimiento, y aceptando las naturales e inmodificables tendencias temperamentales que poseen nuestros hijos, podemos ayudarlos en cada una de las áreas de la Inteligencia Emocional:
1) En el autoconocimiento, detectando señales de ansiedad, nerviosismo o miedo, y previniendo problemas de relación (dentro y fuera de la familia) que pueden obstaculizar una determinada etapa de estudio.
2) En el control emocional, aprendiendo estrategias psico-físicas que permitan neutralizar los estados de ansiedad, los estallidos temperamentales o los estado de perturbaciones afectivas.
3) En la motivación, requisito fundamental del verdadero aprendizaje, aprendiendo a neutralizar y/o superar los estados de abulia, y la displicencia o la ausencia de interés y motivación en una materia.
4) En la empatía, aprendiendo a percibir y comprender los sentimientos y emociones de familiares, amigos y compañeros de estudio.
5) En las habilidades sociales, aprendiendo a establecer buenas relaciones con los profesores y los compañeros de escuela.
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