lunes, 6 de septiembre de 2010

PUEDO TOMAR DECISIONES


En este apartado analizaremos el desarrollo de la autonomía y la responsabilidad personal en los niños, ya que el hecho de que consigan tomar decisiones autónomas y positivas a lo largo de su vida es una meta indiscutible para todas las personas con síndrome de Down. Es indudable la importancia de considerar las propias decisiones como una oportunidad para el aprendizaje emocional. No sólo lo es desde la perspectiva de los propios niños, sino, lo que es más difícil, también es fundamental que lo interioricemos nosotros mismos echando por tierra algunas creencias que se reflejan a través de nuestra propia actuación en el día a día.

Se pretende que los niños lleguen a integrar lo que han aprendido de sus propias emociones en un proyecto de vida, que les sirva de manera práctica y funcional en muy variadas situaciones, en las que tengan que decidir qué hacer o cómo actuar, potenciando la reflexión sobre uno mismo antes de tomar decisiones.





¿Influyen las emociones a la hora de tomar una decisión?

Las emociones son importantes en el momento de tomar decisiones. Aquellas consideradas “negativas” como la ira, el miedo o la tristeza se generan al valorar una dificultad para lograr los propios objetivos. Sin embargo, cuando se percibe el logro se experimentan emociones positivas tales como la alegría, el humor o la propia felicidad. Son precisamente estas emociones las que predisponen a afrontar una tarea, aportando entusiasmo y una disposición a la acción. Conviene, por lo tanto, educar a los niños desde el principio para que valoren su estado emocional cuando tienen que decidir qué hacer y para que vean cómo influye en sus decisiones, cambiándolas por otras que les permitan mejorar emocionalmente.
Una idea muy difundida es considerar los conflictos como algo negativo. Sin embargo, podemos contemplarlos desde otra perspectiva muy distinta. Es mejor aprovecharlos para aportar nuevas ideas y soluciones, a la vez que ejercitamos habilidades de comprensión emocional, empatía... Son, por lo tanto, una oportunidad para aprender de ellos y potenciar la inteligencia emocional.
No conviene olvidar que para que un niño con síndrome de Down aprenda a tomar decisiones ha de constituirse un proceso continuo, de constante práctica y revisión en función de sus experiencias. Dejémosle actuar y poner en práctica lo que aprende cada día.