viernes, 24 de junio de 2011

Tareas Escolares Para Las Vacaciones De Verano. Guía Para Padres Responsables

En México las vacaciones escolares de verano son de más de 1 mes y en muchos otros países llegan a tener duraciones similares. Muchos expertos en educación consideran que esas vacaciones de verano escolares son excesivamente largas y recomiendan que los niños no pierdan el hábito de trabajo adquirido durante el curso. Así que un Curso de Verano, acorde a lo visto en clases sería lo ideal.

Los niños poseen una enorme capacidad de aprendizaje, absorben conocimientos con gran rapidez, tanto si están en la playa o la montaña como en el colegio. Y así como en la escuela hay que sacarle todo el provecho a esa capacidad, ¿por qué no intentar que las vacaciones sean también provechosas desde el punto de vista educativo? Muchos padres se preguntan cómo lograr que sus hijos sigan dedicados al aprendizaje de manera productiva.

“No perder la preparación como estudiante durante el largo período de verano entre dos años escolares es fundamental para que los alumnos afiancen lo que han aprendido y vuelvan a la escuela en agosto con la actitud y conducta apropiadas para incorporar nuevos conocimientos. Está comprobado que el alumno que pasa los dos meses de verano inactivo puede tener dificultades para retomar el ritmo social y académico de la vida escolar.”

Parte del aprendizaje social y académico adquirido el año anterior se pierde cuando no se aplican ni ejercitan las conductas, estrategias y conocimientos durante el largo receso estival.

Tareas productivas para las vacaciones de verano
Dos reputadas especialistas como Leslie Zackman, M.A. del Departamento de Educación de Nueva York y Amy Bobrow, Ph.D. del NYU Child Study Center nos proponen la siguiente serie de recomendaciones para ayudar a nuestros hijos en verano:

Averigüe si la escuela de su hijo tiene un curso de  verano. Si es así, utilícelo para orientar y estructurar parte del tiempo de su hijo durante julio y agosto. En muchas escuelas, los maestros se reúnen y planifican actividades amenas de verano que estimulan a los estudiantes a prepararse para el siguiente grado. Estos trabajos luego se utilizan en septiembre para comenzar la labor del nuevo año escolar desde el primer día de clase.

Ayude a su hijo a organizarse para que no termine el trabajo deprisa los últimos días de vacaciones, pues se perdería de vista el verdadero propósito de las tareas asignadas durante el verano.

Intercambie información de contacto para estar comunicado con los compañeros de escuela. Los padres de niños pequeños son los encargados de promoverlo. Los más grandes deben recibir estímulo para encontrar la forma de mantenerse en contacto por teléfono, correo electrónico o carta, o visitando a sus compañeros.
Infórmese sobre los programas estivales de lectura poniéndose en contacto con los maestros de su hijo y las bibliotecas locales. A veces, estos programas incluyen recompensas, como libros gratuitos, a cambio de completar un registro que dé cuenta de que su hijo ha leído determinada cantidad de libros. Es una excelente manera de que los niños lean obras de sus autores favoritos o prueben material nuevo de lectura.

La experiencia de acampar por uno o más días da la oportunidad de ganar independencia, hacer nuevos amigos y dedicarse a lo que a uno le gusta. Si su hijo se va de campamento por algunos días, asegúrese de que empaque su material de lectura favorito y elementos para escribir con las direcciones correspondientes.
Pídale a su hijo que elabore un informe oral (o escrito si lo desea) sobre lo sucedido para la charla a la hora de la cena. Elija un artículo de diario o una noticia de la televisión, la radio o Internet y dispóngase para intercambiar información y opiniones. A veces, los más grandes prefieren cubrir un determinado tema durante algunos días. Es probable que los niños más pequeños compartan las novedades sobre el programa escolar del verano o el campamento.

Pídale a su hijo que prepare una de las tantas listas, notas o tarjetas necesarias en cualquier familia organizada. ¿Por qué no hacer la lista de ingredientes para una comida familiar especial o para ir al supermercado, o redactar las notas para acordarse de ir a la lavandería o enviar una tarjeta de cumpleaños a la abuela?

La televisión y el cine son un excelente entretenimiento, siempre bajo su supervisión. Entable una charla con su hijo acerca de los programas de televisión y las películas que ve solo, con sus amigos o que ven juntos.
Las compras en el supermercado y demás quehaceres familiares no cesan durante el verano. Su hijo podría involucrarse más o hacerse cargo de estas tareas. Según la edad del niño, su hijo puede ayudarlo a buscar los productos en el supermercado, a preparar la lista de lo que hay que comprar o hacer, a hacer el cálculo mental aproximado de cuánto le queda para gastar y cuánto recibirá de vueltas.

Déle participación al planear una salida familiar o las vacaciones. Si va al cine, permítale que calcule o lo ayude a calcular cuánto gastará en las entradas y refrigerios; que consulte la cartelera o llame para averiguar el horario de la película; que decida con cuánto tiempo de anticipación debe salir para llegar en horario; etc.

Las vacaciones familiares podrían requerir su ayuda para decidir a dónde ir, dónde pernoctar, cómo llegar y obtener información. Los viajes de un día o las vacaciones largas son además una excelente oportunidad para iniciar o ampliar una colección, organizar su exposición y averiguar qué se puede coleccionar obteniendo información a través de libros, Internet y de expertos.

Puede llevarse un registro de las vacaciones fuera de casa, sean cortas o largas, juntando recuerdos o folletos, sacando fotos y escribiendo tarjetas postales. Vale la pena ocuparse de escribir las leyendas al pie de las fotos, organizar una muestra de diapositivas o un álbum de recortes de la familia.

Cerciórese de que haya material de lectura en su casa durante el verano. Además de libros, ofrézcale revistas y diarios interesantes, adecuados para su edad, y permítale acceder a Internet siempre bajo su supervisión.

http://cursodeverano.escuelasencuernavaca.com/

miércoles, 22 de junio de 2011

Como Enseñarle A Ahorrar A Un Niño


El ahorro no es una habilidad que nos nace naturalmente. Tenemos más bien la tendencia de gastar en cuanto tenemos los medios en nuestras manos para hacerlo. No importa cuanto una persona gane, siempre va a querer gastarlo todo, al menos que haya aprendido a disciplinarse y a ahorrar.

Uno cree que tiene ciertas necesidades y que necesita suplirlas, pero una vez que estén cubiertas se multiplican y se transforman en 10 necesidades adicionales. Las necesidades son muy relativas y debemos ser cuidadosos y muy sabios al establecer las prioridades correctas en nuestra vida.

Esto es más cierto aún en la vida de una persona joven. Los jóvenes no están concientes del hecho de que un día su capacidad de producir y de trabajar va a disminuir. Incurren en gastos innecesarios y muchas veces se endeudan en exceso confiando que van a tener "toda su vida" para pagar las deudas.

El problema es que sí pagarán sus deudas toda su vida, pero no van a poder hacer una buena provisión para el futuro. Ni hablar de independencia financiera, una meta que toda persona podría alcanzar.
Por eso una de las cosas más importantes que les podemos enseñar a nuestros hijos cuando del manejo del dinero se trata, es como ahorrar.

Quiero compartir como le enseñamos a nuestros hijos a ahorrar.
Al igual que todos los niños, mis hijos quedaban deslumbrados cuando tenían en sus manos el poder de comprar algo. En vez de preguntarse que opciones tendrían para ese billete que alguien les había regalado, o que se habían ganado trabajando, se preguntaban que cosa podían comprar con él.
¡Ni se les cruzaba por la mente la posibilidad de no gastarlo!

Para enseñarles la valiosa lección del ahorro, mi marido les propuso el siguiente trato:
Les dijo que, por cada peso que ellos no gastaban él les iba a pagar un peso adicional en el plazo de un año.
¡Santo remedio! Dejaron de gastar su dinero inmediatamente y comenzaron a ahorrar.
En ese año se formó en ellos el hábito del ahorro. Se dieron cuenta de que gastar el dinero no es la única opción, algo que aún muchos adultos desconocen.

Hoy en día nuestras dos hijas mayores ya han podido recurrir a sus ahorros para hacer inversiones más rentables que una simple cuenta de ahorro.